amplificando oportunidades, reconociendo diferencias
por Gaby Costa
“Debatimos, reflexionamos, cuestionamos a “autoridades”, organizaciones, instituciones de alto nivel internacional y europeo. La experiencia fue liberadora, empoderadora y esperanzadora. En nuestros países a veces ni la autoridad de la institución educativa, o la cabeza de hogar presta oídos a las juventudes”.
El Proyecto “Building Bridges for Climate Action” o en español “Construyendo puentes para la acción Climática”, fue un proyecto que nos permitió a 25 jóvenes latinoamericanos y caribeños, provenientes de 20 países diferentes, representantes de diferentes edades, grupos sociales, étnicos, y grupos vulnerables, reunirnos virtualmente con más o menos 53 instituciones internacionales, europeas y alemanas. Dialogamos sobre nuestras experiencias y demandas ante la crisis ambiental que experimentamos. Resaltamos los obstáculos que como jóvenes enfrentamos para poder alcanzar participación y reconocimiento en espacios de decisión. Cuestionamos el alcance de los esfuerzos actuales. Exigimos mayor compromiso, y compartimos nuestras ideas de posibles soluciones.
Fue un proyecto sin precedentes, empoderador, inclusivo, un gran inicio para la participación inclusiva juvenil Latinoamericana y Caribe. Se ejecutó como un espacio de diálogo abierto e interactivo sin mensajes pregrabados, con traducción simultánea a todos nuestros idiomas oficiales.
¿Qué me impacto del proyecto?
Se construyeron puentes multidimensionales con pilar fundamental el trabajo en equipo entre jóvenes heterogéneos. El diseño del proyecto, la duración, y las herramientas permitieron que exista complementariedad entre todos. Nadie se quedó atrás, sin importar edad, nivel educativo, condición socioeconómica, origen, o idioma. Se rompió el molde de típico encuentro o evento juvenil que conocemos en Latinoamérica. Me refiero a eventos que se limitan a permitir intercambio o actualización de conocimientos y experiencias con participación de juventudes relativamente homogéneas.
Gracias al apoyo económico que Klimadelegation gestionó con el Ministerio de Ambiente Alemán, el diseño del proyecto pudo asegurar herramientas para mejorar la participación, inclusión e igualdad de condiciones. Me pregunto si las organizaciones internacionales y europeas que participaron reflexionan sobre la importancia de los elementos en los que se invirtió?
La herramienta más importante para mí fueron los traductores simultáneos. Debido al limitado acceso a educación bilingüe en Latinoamérica, la mayoría de nuestros participantes están iniciando su aprendizaje de inglés apoyándose principalmente de herramientas en línea gratuitas. Por eso, los traductores simultáneos, fueron la solución para romper las barreras lingüísticas (nadie se imaginó que pueden ser tan empáticos como para lograr transmitir las emociones del interlocutor!).
Antes de tener este apoyo, nuestras reuniones eran un esfuerzo colectivo entre todos los medianamente bilingües para traducir, sumando horas y más horas a cada reunión de trabajo. Cuando recibieron el financiamiento, y contrataron a los traductores profesionales, sentimos alivio de poder comunicarnos y participar con libertad, eficiencia y expresándonos desde el sentir de nuestros idiomas oficiales (portugués, español, francés, e inglés).
Aun me cuesta comprender cómo los Organismos Internacionales no invierten en reducir las barreras lingüísticas para los participantes de países con limitado acceso a aprendizaje de inglés. Por ejemplo utilizando traductores o subtítulos en las pequeñas o grandes Conferencias, encuentros, webinars y cursos en línea que ofrecen. Estos se realizan principalmente en inglés, cuando en realidad los idiomas oficiales en Naciones Unidas son al menos 7.
Se utilizaron programas en línea que sirvieron para facilitar técnicas participativas en la preparación de las reuniones con instituciones. Pudimos visualizar gráficamente resultados de debates sobre nuestras diferencias, similitudes, e iniciar la construcción de un mensaje con identidad Latinoamericana ambiental.
La barrera de la conectividad fue la más difícil de superar. Si no hubiese sido por el apoyo económico del Ministerio, no hubiésemos podido hacer una pausa a los trabajos, costear transporte hacia lugares con internet, comprar megas de internet, o mejorar temporalmente el ancho de banda en algunos hogares.
Por qué construir puentes para la Acción Climática?
“Ser activista en Latinoamérica se siente casi como vivir en otro planeta, nada que ver con la realidad Europea”.
En los últimos años se ha visto el surgimiento de activistas juveniles (e.i Greta T.), que han inspirado a muchos jóvenes y adultos a amplificar su defensa por la protección del ambiente. Cuando te das cuenta del entorno de seguridad en la que estos jóvenes europeos se desenvuelven, y me refiero no solo a la seguridad de alimentación, hogar, acceso a educación, subvenciones para estudio y viajes, respeto a su opinión dentro y fuera del hogar, espacios y apoyo para participar en procesos de toma de decisión, sino también a la seguridad a su vida… Todas, seguridades casi inexistentes, o inalcanzables para la mayoría de los defensores del ambiente Latinoamericanos, y caribeños, resulta en un abismo abrumante de diferencias en protección social y jurídica entre Latinoamérica y Europa.
Aunque había leído y hasta cierto punto experimentado ciertas diferencias, no fue hasta el 2020 cuando asimile la importancia de que nuestras diferencias tengan mayor visibilidad, y sean evidentes, entre ambos continentes. La razón: la búsqueda de esperanza, inspiración y motivación. Mientras el ciudadano promedio europeo puede en mayor medida confiar en el potencial de que sus marchas tengan eco en el buen criterio de su gobierno, los latinoamericanos no.
¿Por qué? Un ejemplo… En el 2019, en Europa la gente marchaba pacíficamente su viernes por el futuro, como normalmente ocurre, asistieron bebés, mujeres embarazadas, jóvenes, adultos, y ancianos. Empresas, centros educativos y otros otorgaron permiso, cambiaron la jornada para permitir que los ciudadanos puedan tranquilamente expresar con arte, canciones, o simplemente marchar pacíficamente su apoyo a políticas más responsables con el ambiente. La policía acompañó para asegurarse que todos estén bien.
El mismo año Latinoamérica clasificaba como el continente más peligroso para ser defensor ambiental debido a que aproximadamente 2/3 de los asesinatos mundiales a ambientalistas ocurrió en el continente, de los cuales 40% de las víctimas fueron eran indígenas. Colombia, país que no ha ratificado el Acuerdo Escazú, ocupó el primer lugar en asesinatos.
A diferencia de Europa, tal vez muchos coincidan que las marchas pacíficas en Latinoamérica no existen, da casi la impresión que el único lenguaje admisible es la violencia. Me sucedió que al marchar pacíficamente por la defensa del Parque Nacional Yasuní en 2012, con vela en mano y gente tocando birimbaos, los policías nos cercaron y agredieron cuando nos negamos a retirarnos. Aquí algunas imágenes de lo que inició como marcha pacífica en Ecuador en Octubre de 2019, y terminó como una de las más violentas protestas.
Otra diferencia con Europa, es que pese a que en muchos países existe ya la promesa de la educación gratuita, esto no significa que todos tienen acceso o que es de calidad. Existe un creciente número de niños, jóvenes y adultos que no logran educarse y menos combinarlo con ser también activista. Los jóvenes no avanzan a educarse y atender a todo lo demás: pagar el transporte al centro educativo, costear materiales de estudio y uniformes (a veces obligatorios). En el caso de universitarios, no avanzan a sostener hasta 2 trabajos para lograr financiar sus estudios y sustento en las ciudades universitarias lejos de su hogar, o no logran estudiar y cumplir con las cargas familiares (parientes enfermos, o dependientes), y obligaciones familiares (administración del hogar, del huerto, la finca, deudas, etc.).
En muchas escuelas y colegios de la ruralidad latinoamericana no existen recursos para más de un profesor, por lo tanto niños y jóvenes de diferentes edades y con distintos niveles y necesidades de aprendizaje se educan juntos, dando inicio al abismo de acceso a oportunidades. Aunque ya son décadas de que se promulga una educación reflexiva, analítica y crítica, muchos Estados han fallado en crear y dar herramientas a los docentes para que logren ese objetivo, manteniendo la memorización como instrumento de educación.
Incluso en muchos hogares, la opinión femenina, y juvenil aún es suprimida, poniendo una limitante al espíritu crítico, reflexivo y propositivo. Esta situación escala a espacios laborales, o políticos donde la discriminación y el racismo se agregan a la ecuación expandiendo la limitante de participación a minorías étnicas, o grupos vulnerables, y marcando las bases para la muerte de la democracia. Estas son las razones por las que “Building Bridges for Climate Action” es un imperativo para la construcción de un futuro democrático, inclusivo y participativo.
Muchos de nosotros confiamos y esperamos más del despertar social, que de los esfuerzos gubernamentales. Para mi, ahí reside la esperanza, de que al tejer lazos entre activistas latinoamericanos, caribeños, europeos y del mundo podamos estimular la reflexión, la crítica constructiva y lograr el camino para ganar representación en espacios de participación, diálogo y decisión para lograr avances en protección jurídica, justicia social y ambiental.